Estonia
Tras un largo viaje desde Riga hasta Tallin en aquel viejo autobús soviético mi espalda ya se resentía un poco, solo pensaba en llegar a mi nuevo hogar y tirarme en la cama. Nada más llegar al nuevo hostel donde acabaría de trabajar llego a la puerta y solo hago nada más que llamar a la puerta nadie me abría solo escuchaba música y ruido dentro, pero nadie me abría. Me abre finalmente la puerta una chica que cargaba dos bolsas de basura enormes y se le veía cansada, y le respondí gracias por dignarse en abrirme la puerta, me dio lastima pero estaba tan cansado que solo pensaba en una cama y me sentí mal por no ayudarle con las bolsas. Llegué a la recepción me atendió un amor y dulce de chica, (se llamaba Anastasia)y amablemente me enseñó el lugar y la que sería mi habitación que una vez más compartiría con desconocidos. Dejé la mochila y en vez de dormir me hice un yo, y me fui a conocer Tallin, me quedé fascinado con el lugar que tanto habia leído durante el trayecto. Y volví para de