Marruecos

Mi viaje a Marruecos comienza en la ciudad de Fez, a la cual llegue en avión desde Sevilla.

Nada más llegar al aeropuerto de Fez ya se podía percibir el cambio cultural, en su arquitectura, en su gente, y hasta en el aire que se sentía en todo el ambiente. Tuve que rellenar un formulario en donde debía plasmar mis datos personales y mi tiempo de estancia en el país, (No olvidaros de  llevar un bolígrafo, ya que se forman grandes colas por tener que pedir uno en la oficina de la aduana, y así te ahorras un largo tiempo de espera).


Bueno retomando la aventura, con mi paso de la aduana un señor muy amable y sonriente, me coge por banda y me dice que si quiero cambiar Euros por Dírham, cambié 20€, y me dispuse a salir del aeropuerto y vivir una batalla campal entre taxistas y turistas, conseguí un taxi que por 15€ me llevaba al centro. Al salir del aeropuerto y adentrando en la ciudad me lleve una bofetada cultural impresionante, el cambio cultural dejaba impactado a todo el mundo.

Mi aventura con el taxista fue algo graciosa, no hay cinturones de seguridad y la carretera es la ciudad sin ley, el tío conducía a la velocidad de la luz mientras gritaba por la ventana en árabe, yo solo pensaba en que ese era mi ultimo día en la tierra.

Al llegar al centro de Fez el taxista me deja tirado en medio de una calle abandonada de la mano de Dios, y aparece de la nada un chico muy amable y me pregunta que si estoy perdido y le digo que si, que el taxista me abandonó ahí en medio de la nada, habló con el taxista y me dijo que por 5€ me llevaba el a mi hostel, que el taxista se había equivocado, le dije que por mi perfecto.

Durante el camino al hostel el chico me ofreció droga cinco veces, me tuvo una hora dando vueltas por la medina, le preguntaba que donde estaba mi hostel y decía que en breve llegábamos realizó una supuesta llamada por teléfono a la recepción del hostel, y yo solo veía todo el rato los mismos edificios, cuando me di cuenta que estábamos andando en círculos, después de discutir con el 1 hora me deja en la puerta del hostel y me dice que son 10€, no 5€, que era lo que el del hostel había acordado con el. Discutimos y me dijo que iba a llamar a la policía que yo le quería timar le tuve que pagar 10€.

Al entrar al hostel muy furioso fui al recepcionista y le explique lo sucedido y el porque me había timado de esa forma, el me dijo que no sabía nada que no tenía nada que ver con eso, me sentí estúpido, me instalé en la habitación, y el recepcionista del hostel se llamaba Mustafa, y me indicó un restaurante cercano el cual frecuenté durante todo el viaje, se cenaba barato con grandes y buenísimos platos, y sus dulces estaban buenísimos los mejores dulces que he comido en toda mi vida.


Mi primer día en Fez contraté un guía que me mostró entera la medina de Fez que es la más grande del mundo, me gustó mucho, te podías perder entre los mercados de artesanía, las curtidurías que olían a de todo menos a bien, la medina te atrapaba entre su cultura, su gente y artesanía, me quería comprar media medina.

A la vuelta al hostel conocí a una chica filipina que se recorría marruecos mediante un blog que le indicaba todo lo que tenía que hacer, e hicimos tan buenas migas que al día siguiente nos fuimos juntos en tren hasta  Meqnes y volubilis que estas últimas son unas ruinas romanas.

En la estación de tren conocí a unos argentinos que nos indicaron como llegar y nos escribieron unas indicaciones en un papel que aún conservo. Acabamos en un taxi la filipina  tres marroquís y yo. Llegamos a las ruinas a la filipina le riñeron por tocar un monumento teniendo un cartel enorme que decía NO TOCAR.

A la vuelta a Fez nos reunimos en el patio del hostel Mustafá, la filipina, dos alemanes, y una chica china muy graciosa.

Mustafá y yo  conectamos muy bien y nos hicimos grandes amigos, me aconsejó ciertos lugares de la ciudad, fui al palacio del rey y en medio de la plaza noto un dolor de estómago horrible, me dio la diarrea del viajero, y tuve que usar el baño de un banco, pensé que no llegaba.

Después de recorrerlo todo volví al hostel donde estuvimos reunidos varios viajeros con Mustafá, y charlamos hasta bien tarde, se acercaba el final de este viaje tan exótico.

En mi ultimo día estaba descansando en la habitación cuando de pronto Mustafá entro muy nervioso contandome que había tenido un mal entendido con una turista y que se sentía fatal porque pensaba que le había fastidiado el viaje, lo tranquilicé y le dije que no pasaba nada, fui y le compre unas chocolatinas y unas chuches y se las regalé  para que se tranquilizara, y me dijo que lo que había hecho yo por el nadie antes lo había hecho, me lleno esa frase.

Terminé de hacer la maleta, y me acerqué a Mustafá, y dí un regalo, era un portavelas marroquí que compre en la medina, y le dije que cuando estuviera triste le pusiera una vela y la encendiera, así siempre tendría luz en su corazón, nos despedimos con un fuerte abrazo, y me dijo que yo era su hermano y jamás me olvidaría, con mucha pena dejaba un país que fui por una oferta, y volví comprendiendo una nueva cultura y mi cabeza llena de bonitos recuerdos.

A día de hoy hablo casi todas las semanas con Mustafá, con la filipina hablo de vez en cuando por whatsapp, y del resto los deje continuando sus viajes.

En Marruecos no subas a un taxi sin acordar antes el precio, todo debe regatearse, siempre se debe beber agua embotellada y asegurarte que están cerradas las botellas, y en caso que tengas que preguntar una dirección o cualquier cosa siempre a las personas mayores o a los dependientes de los negocios.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Londres

Preparativos de un viajero

Dinamarca