Letonia

 Tras salir del hostel en Vilnius, está vez sin perderme llego a la estación de autobuses, me vuelvo a montar en un autobús soviético (todo por ir en lo más barato), me dispongo a maltratar más a mi espalda en esos asientos ortopédicos, para poner rumbo a Riga.


Durante el camino solo podía pensar que que manía tenían los soviéticos de hacer todo incómodo y duradero.


Llego a Riga, un calor brutal, pero con una grata sorpresa, la ciudad era preciosa, un ambientazo en las calles y bares que te invitaban a quedarte de cañas todo el día.


Al llegar al hostel cómo no! Soy el único español, por un momento pensé que estaba en Moscú, y no en Riga (básicamente todos eran rusos), montaban unas juergas tremendas en el hostel, pero por lo menos en este hostel tenía cama limpia y sabanas de su talla jejejeje.


Me recorro toda la ciudad, y me para en un callejón a fumar un cigarro, y un chico que tenía pinta de ser camarero, estaba en el callejón apollado en la pared, y me pide un cigarro, al cual le invito a cambio de que me haga una foto.


Le di una lata para que me hiciera la foto que al final elegí la única que salía de espalda después de tenerle media hora haciéndome fotos por todos los ángulos , y lo gracioso que cada vez que me sacaba una foto no se porqué daba una palmada.



Tras darle las gracias y acabar con su paciencia en sus 30 minutos de descanso. ( De aquí te mando una disculpa).


Continuo hasta llegar a la plaza central, donde se colocó el primer árbol de navidad de la historia o el más antiguo (ahora no recuerdo bien).


Comí una hamburguesa callejera ( como no, yo deseando intoxicarme por ir a lo barato) pero estaba deliciosa y la compré en la típica hamburguesería de barrio que apesta a aceite quemado lo que llamaríamos en España el típico bar casa Manolo o bar Paqui.



Tras llegar reventado al hostel me tumbo en la cama y solo pensaba en dormir.


Pero a las 5 de la mañana siento mucho ruido en la habitación, y gente hablando en ruso, volví a dormirme, pero cuando abro los ojos veo que tengo una estantería delante de mi cama, mi cama estaba en otra habitación, y solo pensaba que cojones había pasado.



Pues resulta que los rusos borrachos por la noche mientras todos dormíamos habían cambiado de sitio  todos los muebles y camas de todas las habitaciones, y si yo dormía en la 202 amanecí en la 210, y asi todos los huéspedes, el recepcionista solo sabia pedir perdón, y nos invitó a desayunar a todos los huéspedes por lo sucedido. Pensé por fin desayuno caliente y sentado en una cafetería, en vez de estar en un parque comiendo comida recién comprada del super,( obviamente lo más barato).


En conclusión Riga es una ciudad que merece mucho la pena visitar, volvería son dudarlo y sobre todo vivir su ambiente de noche, y cuidado con los rusos borrachos, que uno no sabe dónde puede amanecer l dia siguiente ajjajajaa



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