Francia

En el año 2013, me disponía a tomar un autobús desde mi Badajoz, hasta París, como viaje de fin de curso,si el viaje fue en autobús una locura vamos.

El autobús era un poquito viejo sucio, y olía raro, digamos que era un poquito cochambroso, el conductor del autobús eran dos que conducían por turnos, y a parte de hablar un extremeño profundo imposible de entender, tenían una forma peculiar de alterarse.

 Nada más salir de Badajoz  y llevar una hora de trayecto se avería y nos deja tirados, y aquel conductor con una panza considerable y  con su gran acento nos comunica que el coche se `` agarrotado´´, sacó un mono azul, se lo puso y se dispuso a arreglarlo, pero despues de ponerlo todo perdido y sin comprender que era la palabra agarrotado se dispuso a decirnos, `` no soy escapaz de arreglalo´´  tuvimos que esperar 3 horas de reloj a que viniera otro de repuesto.

El de repuesto era primo hermano, del bus agarrotado, subimos, y continuamos el viaje hasta que de repente por la altura de Guipuzcoa, suena un fuerte golpe, y huele a quemado mezclado con el olor a viejuno del autobús, aquello no había, quien lo aguantara.

 Si señores el nuevo autobús se nos había averiado, tuvimos que ir a un taller en un pueblo en medio del País Vasco, que por cierto era precioso, y no sabría decir las horas que estuvimos allí tirado, nuestro migo el autobús sale del taller supuestamente como nuevo, pero con su olor a viejuno tan característico.

Después de 36 horas de viaje, y dos averías llegamos a la capital francesa, no me lo creía que tras lo sucedido, y que se convirtiera un viaje de 16 horas, en u viaje de 36, estaba en la puerta del hotel.

Me alojé en el hotel IBIS de París, no lo recomiendo nada mas llegar te piden una fianza, y todo lo que sucede es culpa de los españoles.

Mi primer día en las calles Parisinas fueron una maravilla he de decir que nunca me llamo la atención esa ciudad, pero merece la pena ir a verla. 

Me perdí por el barrio de Montmatre, y ví todo el ambiente liberal, que comenzaba a despertar en mi interior, emociones y sensaciones relacionadas con mi orientación sexual, tales como guapos y apuestos hombres parisinos paseando por delante del Moulin Rouge, podía sentir la esencia del lugar en aquellos apuestos hombres. Que por cierto en la puerta del Moulin Rouge me volvió a nacer mi neura de que quería ser artista, similar a la que me dio en Irlanda.

Salimos del barrio rojo de París, para ir directos a la Torre Eiffel, yo y mi amigo Jose Carlos, que eramos los pánfilos del grupo siempre nos perdíamos, y de camino a la torre nos perdimos entre un grupo de negros, que nos quería vender todo tipo de souvenirs. Jose Carlos se compró un puntero láser, y cuando nos quisimos dar cuenta el grupo de clase con la guía había desaparecido, y mi amigo Jose Carlos dijo esto es muy fácil se pregunta, se acerco a una chica joven y le grito en la cara literalmente le grito esto en español, OYE SABES DONDE ESTA LA TORRE INFIEL a lo que la chica respondió en silencio y se alejo corriendo de nosotros, nos tomaría como turistas psicópatas.

Conseguimos llegar a la torre despues que mi amigo se peleara con un chico que recogía donativos para niños sordos y nos ayudó a cambio de una donanción, cuando llegamos al lugar le pidió a Jose Carlos el puntero láser como donativo para los niños sordos a lo que este respondió DIME PARA QUE COÑO QUIERE UN NIÑO SORDO UN LÁSER. Yo le dí un euro al pobre chico  y nos dispusimos a subir a aquella torre que para mi eran cuatro hierros feos mal puestos, hasta que subí a ella y vi que lo que tenía delante era un pasada.

Los días siguientes al viaje, visitamos muchisimos lugares, como la tumba de Napoleón, el louvre, el palacio de Versalles... Todos eran preciosos, y en todos Jose Carlos y yo nos perdíamos juntos, a tal punto que un día lo pasamos solos en París y conseguimos volver a la excursion después de estra perdidos una mañana y una tarde por ahí jajaj ese día sin duda fue un dia lleno de risas y desesperaciones.

Por cierto Jose Carlos y yo compartíamos habitación, y enredando en ella se cargo la calefacción y la puso a tope y no se podía parar, baje a recepción a explicarle que se nos había roto la clefacción y cuando llego a la habitación, me encuentro a Jose carlos intentando abrir la ventana que era imposible de abrir ya que el hotel las tenía herméticamente cerradas, y aquello no se podía y cuando ve el recepcionista la guerra entre la ventana y Jose C. le pregunta que que hace, a lo que le responde Jose C. abrir la ventana que me asfixio, y le dijo el recepcionista, que no se podía abrir debido a que el hotel cambio el diseño de las ventanas porque resulta que la gente se suicidaba, a lo que Jose C. respondió QUIEN COÑO VIENE A UN PUTO HOTEL A SUICIDARSE. Nos miro el recepcionista con cara de situación a lo que respondió no se puede arreglar la calefacción.

El calor en la habitación era insoportable, Jose C. se levantó y abrió la puerta no pudimos pegar ojo en toda la noche, y tuvimos que estar con la puerta abierta.

En medio de ese desierto en el corazón de París, un grupo de eslovenas que estaban en la habitación de al lado de fiesta, al ver nuestra puerta abierta se pensó que la fiesta continuaba en nestro dormitorio y entró en ella, se puso a pegar voces y Jose C. ofuscado por la situación se levanto y empezó PERO TU QUIEN COÑO ERE, QUE COÑO HACES AQUÍ, a lo que la eslovena respondía gritando WHAT? WHAT?. yo no podía parar de reírme.

Derrepente se escucha en la puerta una voz en español, que pertenecía a mi profesor de literatura, encerramos a la eslovena en el baño mientras yo hablaba con el que se estaba cagando en todo que estaba pared con pared con nosotros, y no le dejábamos dormir, a lo que se escuchaba de fondo a Jose C. gritandose  con la eslovena, y solo sabía gritarle QUE TE CALLES COÑO!.

El último día en París, después de una bronca del hotel y perder Jose Carlos y yo la fianza del hotel. Nos fuimos a Disneyland, donde Jose Carlos y yo lo dimos todo, eramos peor que los niños del parque, al salir del parque Jose C. iba en su mundo, y se choco con un carrito donde dentro había un niño que salió disparada  contra el suelo  y se puso a llorar, el padre nos gritaba en francés y Jose C. le dijo AHORA TENDRÉ YO LA CULPA QUE NO SEPA LLEVAR AL NIÑO. Y salimos corriendo, al autobús.

Al finalizar el viaje en Badajoz, me quedo con un viaje lleno de momentos de risas con Jose Carlos, y un viaje que no me dejo muy buen sabor de boca,  pero bueno me quedo con los grandes momentos con Jose C, una multa por escandalo público que tuvimos que pagar Jose y yo, y un niño que se comió el suelo francés en medio de Disneyland, y que nunca más contrataría a la compañía de autobús Pedro Montero. Es el viaje que menos cariño le tengo.



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